lunes, octubre 24, 2005

Hoy te recuerdo y no se por qué

Cuando uno se encuentra o se cruza en la vida de alguien que le deja enseñanzas es maravilloso y creo que más si tenés 20 años. Hace 25 años me crucé con Maite y tuve el placer, junto a mi amigo Mane Ponce, de compartir con ella los sábados a la mañana, en su casa, enseñandonos a escribir. Gracias Maite. Hoy súbitamente llegastes a mi no se por qué, pero tu recuerdo me invade como penetra el perfume de azahares por la ventana del cuarto en este momento. Al terminar el curso que nos dictaste te regalé este poema que escribí con todo mi amor y hoy lo publico nuevamente porque el cariño que te tuve nunca me dejó, como tampoco me dejaron tus palabras, tus notas y tus recuerdos. Siempre estarás conmigo. Gracias Maite. Para Maite Tengo varias palabras que regalarte. Acaso mi corazón escriba mejor esto, Que no pretende nada. Un puñado de letras esparcidas por el infinito blanco De un infinito papel. A las diez treinta toco el eléctrico y Paso sin miedo. Me espera tu sonrisa bañada en azul y la música Despierta en notas de café y azucar. Unos pocos minutos y algunos días Nos llevan a conocerte algo. La siniestra musa nos invade. Dejo caer mi fatiga de viernesalanochemeacuestomástarde Y te escucho. El Mane invariablemente llega tarde. Y el también te pertenece, como yo te pertenezco, Como nos pertenecés vos. Doce treinta y ya nos vamos. El sábado que viene, con sueño, Nos encontraremos nuevamente. Gracias Maite por todo lo que me diste. Roberto Nacida en Lomas de Zamora, se crió en Zárate en un hogar de clase media donde, desde pequeña, supo del placer de leer. Se licenció en la carrera de Letras en la UBA y en la década de 1970 encabezó junto a Mario Tobelen un mítico taller de escritura, el Grupo Grafein. En la década de 1980 publicó varios libros renovadores en la enseñanza de la lectura y escritura para chicos, como "El lecturón" y "El escriturón". Fue profesora de literatura; enseñó en la Universidad de Buenos Aires y coordinó talleres de escritura para demostrarle a otras personas que ellas también pueden escribir. Alguna vez dijo: "El deseo de leer se contagia al ver el placer del otro, este hábito se cultiva desde que uno es muy chico. En esos momentos, se instala un deseo que luego los chicos irán cubriendo por su cuenta". Y también: "una de las funciones de la escuela es enseñar a los chicos a perder el miedo a los libros, a moverse entre sus páginas como peces en el agua, hasta que el vínculo sea natural y placentero". A los 48 años, una leucemia la obligó a dejarnos antes de tiempo. Sin embargo, la imaginación de Maite vivirá para siempre en sus cuentos.

1 comentario:

Blog de Julia dijo...

hermoso.......y pena ....inmensa pena tambien , mas alla de la hermosura de lo que ella era, y tu poema dedicado..