miércoles, enero 05, 2005
El Piquete
Me marcaba de costado
como ofreciendo la línea.
Bajaba la cabeza,
acomodaba su negra porra negra
y estiraba la blusita pop
hasta el ombligo.
El 184 amenazaba con entrar en provincia.
El piquete nos cambió de recorrido.
Saavedra había dejado de ser un puente,
era un horno quemado con
humo de gomas y olor a sobaco.
Con pollos de gente y servilletas de tela
pintadas al aerosol.
Bajó su puerta por el cuerpo y miró hacia el fondo,
escondiendo su infinito en anteojos de plástico.
Corrimos juntos,
cruzamos juntos,
olimos juntos el hambre y la miseria.
Y se perdió entre bocanadas negras
y banderas argentinas.
Yo imaginé todo,
ella, creo,
solo necesitaba comida.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario